martes, 15 de septiembre de 2015

VIII. LA ENFERMERÍA PEDIÁTRICA (tercera parte)


También por la década de 1930 llegaron a reforzar a la enfermería hospitalaria las monjas de la Congregación Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul. No estuvo ajena a estos trabajos, principalmente en los turnos de noche, esa hermanita de caridad de San Vicente de Paul, a quien hemos hecho siempre admiración y respeto: me refiero a Sor María, quien junto a Sor Teresa, Sor Vicenta y Sor Andrina, entregaron lo mejor de sus vidas a la comunidad de Magallanes[1]

Dice Raquel Aedo: Las hermanitas vicentinas eran sumamente importantes en el hospital. Cuando yo ingresé -1951- me parece que había solamente tres enfermeras universitarias. La señora Rina Rivas trabajaba en adultos, en cirugía. La otra era una señora de edad que trabajaba en medicina. En pediatría no teníamos enfermera en esa época. La señora Lidia lo controlaba todo. Ahí estaba Sor Vicenta, que era el alma. La enfermera de noche permanente, desde el hospital de la diagonal[2] era Sor María. Se amanecía caminando. Cuando había algo grave en cualquier servicio, empezábamos a buscarla. Una siempre la encontraba por ahí en un rinconcito, hincadita, rezando. Tenía una entrega única. Daba anestesia. Las monjas también se cambiaron a Angamos. Sor Vicenta era como una maravilla para extraer sangre, a unos prematuros, unas cositas chiquititas. Era enfermera del banco de sangre, y también iba a pediatría. Ella hacía las transfusiones, pero no sé cómo pescaba esas hilachitas que tenían los prematuros, tenía una mano divina. En la diagonal las monjitas criaban hasta gallinas. Tenían unas máquinas artesanales para poder lavar la ropa de todo el hospital. Amanecían lavando en esas máquinas. Cuando se les echaban a perder, la superiora, que era una gordita, Sor Teresa que era bien coloradita, de presión alta, amanecía lavando a mano. Esas máquinas de madera todavía funcionaron en el hospital de Angamos. Esa ropa era pura nieve, blanca, blanca. Impecable todo[3].
 Esta congregación prestó valiosos servicios a la enfermería, tanto del Hospital de Asistencia Social como al Hospital Regional “Dr. Lautaro Navarro Avaria” hasta que fueron incomprensiblemente expulsadas a comienzos de la dictadura militar iniciada en 1973.



[1] Evocaciones del Dr. Víctor Fernández Villa, citado por M. Martinic en Ibíd. Pág. 201.
[2] Hospital de Asistencia Social, luego demolido para dar paso a la Diagonal Don Bosco.
[3] Testimonio personal Sra. Raquel Aedo, 2013.

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