sábado, 27 de febrero de 2016

XX. LA SOCIEDAD CHILENA DE PEDIATRÍA (segunda parte)


En abril del año siguiente los socios recibían con satisfacción el reconocimiento de la Sociedad Magallánica como Filial oficial de la Sociedad Chilena de Pediatría. Se discute la importancia de este hecho y la obligación que involucra de ir mejorando el trabajo tanto en calidad como en número. Como igualmente el hacernos presentes en el próximo Congreso de Pediatría que se realizará el próximo año en la capital.
Hacia mediados de 1963 se tomaba en serio la importancia de las estadísticas, y Jorge Mihovilovic Kovacic, desde ya inmerso en la salud pública, daba conocer en el seno de la sociedad su trabajo original “Bioestadística Servicio Pediatría Hospital Regional de Punta Arenas años 1961 - 1962”. Se felicita al doctor por su trabajo pues es el primero que con un criterio de salud pública se realiza en la Provincia al mismo tiempo que revela el esfuerzo del autor en llevar al día los datos estadísticos y clínicos en forma de un fichero especial que se organizó a partir del año 1961[1].
Y así, en esta su primera etapa la filial magallánica se dedicaba principal y eminentemente a aglutinar bajo su joven alero la discusión científica pediátrica que surgía de las interrogantes que se suscitaban en el manejo diario de los niños enfermos. De ello sacaban provecho los médicos, las enfermeras y principalmente los niños. Lato tal vez resulte continuar con el detalle de cada una de las reuniones, pero no nos podemos sustraer a la tentación de al menos una relación sucinta, con algún énfasis en los que nos parezca de mayor interés.
Con ocasión de le presentación “Tranquilizantes en pediatría” por Fernando Cabrera Reyes, anotaba el secretario: (…) puso de manifiesto los conocimientos del autor sobre el tema y al mismo tiempo una renovación y recuerdo en los conocimientos. Se discute la dosificación e indicación de algunos psicofármacos y se comprueba la falta de experiencia en el uso de muchos de ellos entre los pediatras. Notable el tono de modestia de la acotación en el libro de actas, el cual, si bien no destinado a ser leído por cualquiera, no desmerece en absoluto a los protagonistas si su contenido sale a la luz pública. Estamos para aprender, cada uno según sus intereses, capacidades y compromiso con sus pacientes. La arrogancia no cabe en el buen médico.
Otras presentaciones fueron “Enteropatías en pediatría” y “Síndrome ictérico” por el doctor Luis Toro Perdiguero; “Anemia hemolítica familiar congénita: caso clínico”, “Intoxicación por vitamina D” y “Resultados de vacunación antisarampionosa”, del doctor José Arcuch Cabezas; y “Parálisis en niño vacunado: caso clínico” del Dr. Jorge Mihovilovic Kovacic.
En 1963 se recibió en sesión al epidemiólogo del Servicio Nacional de Salud Dr. José Manuel Borgoño, quien disertó sobre “Campaña de vacunación antivariólica”.
Recién cumplidos dos años, la sociedad tímidamente comenzaba a proyectarse más allá de -lo que podríamos llamar- su jurisdicción científica local, organizando encuentros de perfeccionamiento y puestas al día con destacados docentes nacionales: es así como concurrieron los profesores Adalberto Steeger, Guillermo Morales Silva, Arturo Gallo, Patricio Donoso y Guillermo García a las XIII Jornadas Pediátricas Nestlé y Primeras Jornadas Pediátricas Magallánicas. Destacaban, como parte del programa, las visitas a policlínicos periféricos en las que seguramente discutían casos difíciles y daban orientaciones y consejos al siempre abnegado personal de salud.

Anotaba el secretario Dr. Mihovilovic: Las jornadas fueron todo un éxito y la mayoría de las sesiones contó con una concurrencia numerosa.
En diciembre de 1964 el tesorero Dr. Luis Toro Perdiguero presentó su renuncia por traslado, pasando a ocupar su cargo el director Fernando Cabrera Reyes.

Dr. Jorge Amarales Aspinal
En enero de 1965 ingresaban, ante la falta de pediatras y a pesar de no serlo, los doctores Jorge Amarales Aspinall, Sergio Gálvez y Roberto Carvajal. Ello se fundamenta en el trabajo efectuado por estos colegas en bien de la Sociedad de Pediatría como asimismo por el hecho de tener trabajos publicados sobre la especialidad.
Amarales, siendo un notable y notorio gíneco-obstetra, hizo un gran aporte a la pediatría regional al engendrar a sus hijos Lidia, Patricia, Claudia y Jorge Amarales Osorio, todos médicos: pediatras las dos primeras[2], neuróloga infantil la tercera y psiquiatra con especial dedicación a la adolescencia el cuarto. No tenemos mayor información sobre el doctor Sergio Gálvez. El cirujano Roberto Carvajal orientó su quehacer fundamentalmente a los niños, siendo socio fundador de la Sociedad Chilena de Cirugía Infantil[3].




[1] Lamentablemente se desconoce el destino final de dicho fichero.
[2] Ver capítulo VI.
[3] Íd. 

martes, 23 de febrero de 2016

XX. LA SOCIEDAD CHILENA DE PEDIATRÍA (primera parte)



            Esta sociedad científica, aglutinadora de la mayoría de los pediatras de Chile, gran difusora de la actualización de los conocimientos entre sus socios y profesionales afines, con filiales a lo largo de todo el país y con ramas que reúnen y definen protocolos y normas para las subespecialidades, nació en Punta Arenas en 1962 gracias al visionario impulso del doctor Jorge Mihovilovic Kovacic y otros próceres en la materia. En sus libros de actas[1] se encuentran estampados sus hitos, sus momentos de flaqueza, sus períodos de notables logros, y los protagonistas de su historia. Es así como reza en sus primeras páginas:

Dr. Jorge Mihovilovic

            ACTA FUNDACIÓN

            El 28 de julio de 1962 siendo las 8.15 Hrs de la mañana se reúnen los médicos más abajo firmantes quienes tomando en consideración que cumpliendo un anhelo largamente sustentado e interpretando el sentir de los médicos pediatras de la zona de Magallanes, deciden la constitución de la Sociedad de Pediatría de Magallanes, filial de la Sociedad Chilena de Pediatría.
            Bases fundamentales de esta decisión son otros el aislamiento geográfico de la zona como el perfeccionamiento intenso y continuo que lo anterior implica, perfeccionamiento que se ha realizado durante varios años en el Servicio de Pediatría del Hospital Regional, tanto en forma de trabajos de investigación clínica, puestas al día, reuniones anatomopatológicas, etc.
            Igualmente todo el esfuerzo de pediatras, de cirujanos infantiles y de médicos generales de zona se podrá encauzar, verterse y coordinarse por intermedio de la Sociedad de Pediatría.
            Los presentes, todos miembros del Servicio de Pediatría y pediatras con más de tres años en la especialidad acuerdan designar el siguiente Directorio Fundador:

PRESIDENTE: DR. JOSÉ ARCUCH CABEZAS
SECRETARIO: DR. JORGE MIHOVILOVIC KOVACIC
TESORERO: DR. LUIS TORO PERDIGUERO
DIRECTOR: DR. FERNANDO CABRERA REYES

            Se toma el acuerdo de iniciar gestiones para reconocimiento rápido por la Sociedad Chilena de Pediatría como filial.
(Firman todos los miembros del directorio, únicos socios hasta ese momento).
            Una vez efectuada la solemne fundación, se pusieron a trabajar con el afán y entusiasmo propio de las circunstancias, y es así como en actas consta la presentación de revisiones y puestas al día, con presentaciones de los socios en las sesiones de la filial. Ya el 6 de agosto -a una semana de la fundación- , Bajo la presidencia del titular y con la asistencia de todos los miembros de la sociedad  -¡Qué tiempos!- se reúne la Sociedad de Pediatría de Magallanes. El Dr. Fernando Cabrera Reyes presenta el trabajo de puesta al día titulado “Nuevos conceptos de la clínica y terapéutica de la nefrosis en la infancia”. Durante el resto de ese año se fueron sucediendo los pediatras en sus presentaciones: Luis Toro Perdiguero con “Enfermedad reumática en la infancia”; Jorge Mihovilovic Kovacic presentaba “Farmacología y dosificación en prematuro, recién nacido y lactante del cloranfenicol”; nuevamente Fernando Cabrera se refería a “Tratamiento actual de las dispepsias”, Luis Toro a “Nefritis en el niño”, Jorge Mihovilovic a “Humatín, Neomicina y Kanamicina: nuevos antibióticos”.
            Muchos de estos temas, que preocupaban a los pediatras de la época, hoy por hoy los miramos con curiosidad. Algunas patologías casi no se encuentran, como la enfermedad reumática; algunos tratamientos están obsoletos o comprobadamente peligrosos, como el cloranfenicol en los recién nacidos; y hay nomenclaturas que ya no se usan, como el término dispepsia. Curiosidad, pero respeto. El mismo respeto que esperamos se nos brinde dentro de cincuenta años.
El 12 de noviembre El Dr. Fernando Cabrera Reyes presenta en el seno de la Sociedad de Pediatría un caso clínico de “Coma diabético”, a propósito del cual hacen sendas intervenciones sobre su diagnóstico, tratamiento y fisiopatología los Dres. José Arcuch, Jorge Mihovilovic, Luis Toro y Anselmo Rojas C[2]. El 3 de diciembre Los Dres. Fernando Cabrera Reyes y Jorge Mihovilovic Kovacic presentan en la sesión de la Sociedad de Pediatría bajo la presidencia del titular Dr. José Arcuch Cabezas y la asistencia de la totalidad de sus miembros el trabajo clínico y de investigación “Hemiplejia aguda en la infancia”. Durante la presentación se detallan dos casos presentados en el Servicio de Pediatría del Hospital Regional de Punta Arenas. Se felicita a los autores por los casos presentados, ya que no se describen muchos en la literatura nacional. Se decide enviarlo a la Revista Chilena de Pediatría para su publicación.
Como corolario de ese año fundacional, el 10 de diciembre el Dr. José Arcuch Cabezas presenta en sesión de Sociedad Chilena de Pediatría el trabajo “Hemorragia suprarrenal del recién nacido”. La presentación de un caso presentado en el Servicio se presta a un interesante cambio de ideas entre los socios presentes. Se felicita al autor por su esfuerzo y brillante presentación[3].



[1] LIBROS DE ACTAS DE LA SOCIEDAD CHILENA DE PEDIATRÍA FILIAL PUNTA ARENAS, 1962 - 2012.
[2] El pediatra Anselmo Rojas Constela se habría incorporado a la Sociedad poco después de su fundación.
[3] Eran todos muy amigos.

sábado, 20 de febrero de 2016

XIX. AVANCES DE LA PEDIATRÍA EN MAGALLANES (séptima parte)


            A mediados de la década de 1960 se comenzaban a efectuar en Punta Arenas las primeras exanguíneotransfusiones[1], técnica introducida por los doctores Santiago Prado Palma y Jorge Mihovilovic Kovacic.

            De pronto surgen iniciativas maravillosas, anónimas y no tanto, que cumplen la función de suplir –desinteresadamente y sin fines de lucro- las prestaciones de las que adolecen las entidades estatales. Es así como la discapacidad infantil, por demasiado tiempo postergada como problema de salud pública, atendida solamente en la medida de lo posible -y lo posible era bien poco- por los equipos profesionales tanto hospitalarios como de atención primaria, pasó a ser prioridad asistencial, inicialmente en Puerto Natales y como iniciativa meritoria del Dr. Álvaro Soto Bradasich. Apoyado por el Rotary Club, se creó en 1966 en esa ciudad el primer centro de atención terapéutica, destinado a beneficiar a los niños secuelados de poliomielitis, parálisis cerebrales y otras. Veinte años más tarde, en 1986, se fundó en Punta Arenas y bajo el auspicio y patrocinio del Club de Leones, el Centro de Rehabilitación Infantil “Cruz del Sur”. Esta obra da asistencia a cientos de niños y adultos de toda la Región de Magallanes, y también de la Patagonia argentina[2].  

1979 Llegan a Punta Arenas los primeros equipos para la aplicación del Plan Ministerial de Implementación Neonatal. Descenso de la mortalidad neonatal de 16,3 a 9,2 por mil nacidos vivos en 1984.

            Hacia la década de 1980 uno de los factores que más incidían en la mortalidad infantil en los menores de un año eran las neumonías. Tanto en Magallanes como en el  resto de la república las hospitalizaciones por las infecciones respiratorias agudas (IRA) daban cuenta de gran parte de la ocupación de camas en los servicios de pediatría, y un     60% de los niños que morían en ese grupo etario, lo hacían en sus domicilios. Entonces fue que un visionario grupo de pediatras del Hospital “Exequiel González Cortés” de Santiago idearon y estudiaron los resultados de la implementación de salas especiales para hospitalizaciones abreviadas, tanto en hospitales como en centros de atención primaria, basadas en el uso de medicamentos como broncodilatadores en aerosol y otros según necesidad, y kinesiterapia respiratoria. Este sistema probó ser extraordinariamente eficaz, adoptándose como programa oficial del Ministerio de Salud a contar de 1990[3]. Entre 1990 y 2008 se obtuvo un descenso de 88,2% en la mortalidad por neumonías en menores de un año, atribuido al programa IRA.
            La primera región en incorporar este programa fue la de Magallanes, y anota la doctora Lidia Amarales[4]: A la fecha del inicio del programa, la autora se desempeñaba como pediatra del Servicio de Pediatría del Hospital Regional “Lautaro Navarro”, en la ciudad de Punta Arenas, Región de Magallanes, siendo nombrada Jefa del Programa IRA para la región. El año 1992 se crea la primera sala en el consultorio adosado del Hospital Regional. Posteriormente el año 1993 se agrega otra sala en un consultorio de atención primaria de la misma ciudad, y una tercera en la ciudad de Puerto Natales.
            Desde el inicio del programa realizamos educación a las madres y padres de los niños consultantes, a la comunidad organizada y a los agentes claves de la comunidad, como las educadoras de párvulos de todos los jardines infantiles de la ciudad de Punta Arenas. A su vez efectuábamos una reunión semanal con todos los profesionales del programa para aunar criterios, revisar bibliografía y analizar casos clínicos de pacientes con evolución tórpida o con complicaciones. Posteriormente la autora implementa el Consultorio Respiratorio Infantil del Hospital Regional, hospital base de la región. Junto al nuevo médico jefe IRA, más los kinesiólogos de las diferentes salas, mantuvimos la reuniones semanales y el trabajo en conjunto, lo que lo llevó a ser un programa verdaderamente en red entre las salas IRA, insertas en los consultorios periféricos y el consultorio de referencia de la especialidad. El programa IRA crece a las ciudades de Puerto Natales y Porvenir, con la misma metodología de trabajo y manteniendo la red, con protocolos de derivación, referencia y contrareferencia.



[1] Recambio total de sangre en recién nacidos, terapia de rescate para prevención del daño cerebral en hiperbilirrubinemia severa.
[2] Para mayor información sobre éstas y otras obras filantrópicas en bien de la niñez, ver M. Martinic. Op. cit. Págs. 258 y siguientes, y 294-296.
[3] L. Amarales. Op. cit.
[4] L. Amarales. Ibíd.

martes, 16 de febrero de 2016

XIX. AVANCES DE LA PEDIATRÍA EN MAGALLANES (sexta parte)


            A mediados de la década de 1960 se comenzaban a efectuar en Punta Arenas las primeras exanguíneotransfusiones[1], técnica introducida por los doctores Santiago Prado Palma y Jorge Mihovilovic Kovacic.

            De pronto surgen iniciativas maravillosas, anónimas y no tanto, que cumplen la función de suplir –desinteresadamente y sin fines de lucro- las prestaciones de las que adolecen las entidades estatales. Es así como la discapacidad infantil, por demasiado tiempo postergada como problema de salud pública, atendida solamente en la medida de lo posible –y lo posible era bien poco- por los equipos profesionales tanto hospitalarios como de atención primaria, pasó a ser prioridad asistencial, inicialmente en Puerto Natales y como iniciativa meritoria del Dr. Álvaro Soto Bradasich. Apoyado por el Rotary Club, se creó en 1966 en esa ciudad el primer centro de atención terapéutica, destinado a beneficiar a los niños secuelados de poliomielitis, parálisis cerebrales y otras. Veinte años más tarde, en 1986, se fundó en Punta Arenas y bajo el auspicio y patrocinio del Club de Leones, el Centro de Rehabilitación Infantil “Cruz del Sur”. Esta obra da asistencia a cientos de niños y adultos de toda la Región de Magallanes, y también de la Patagonia argentina[2].  

1979 Llegan a Punta Arenas los primeros equipos para la aplicación del Plan Ministerial de Implementación Neonatal. Descenso de la mortalidad neonatal de 16,3 a 9,2 por mil nacidos vivos en 1984.

            Hacia la década de 1980 una de los factores que más incidían en la mortalidad infantil en los menores de un año eran las neumonías. Tanto en Magallanes como en el  resto de la república las hospitalizaciones por las infecciones respiratorias agudas (IRA) 
daban cuenta de gran parte de la ocupación de camas en los servicios de pediatría, y un     60% de los niños que morían en ese grupo etario, lo hacían en sus domicilios. Entonces fue que un visionario grupo de pediatras del Hospital “Exequiel González Cortés” de Santiago idearon y estudiaron los resultados de la implementación de salas especiales para hospitalizaciones abreviadas, tanto en hospitales como en centros de atención primaria, basadas en el uso de medicamentos como broncodilatadores en aerosol y otros según necesidad, y kinesiterapia respiratoria. Este sistema probó ser extraordinariamente eficaz, adoptándose como programa oficial del Ministerio de Salud a contar de 1990[3]. Entre 1990 y 2008 se obtuvo un descenso de 88,2% en la mortalidad por neumonías en menores de un año, atribuido al programa IRA.
            La primera región en incorporar este programa fue la de Magallanes, y anota la doctora Lidia Amarales[4]: A la fecha del inicio del programa, la autora se desempeñaba como pediatra del Servicio de Pediatría del Hospital Regional “Lautaro Navarro”, en la ciudad de Punta Arenas, Región de Magallanes, siendo nombrada Jefa del Programa IRA para la región. El año 1992 se crea la primera sala en el consultorio adosado del Hospital Regional. Posteriormente el año 1993 se agrega otra sala en un consultorio de atención primaria de la misma ciudad, y una tercera en la ciudad de Puerto Natales.
            Desde el inicio del programa realizamos educación a las madres y padres de los niños consultantes, a la comunidad organizada y a los agentes claves de la comunidad, como las educadoras de párvulos de todos los jardines infantiles de la ciudad de Punta Arenas. A su vez efectuábamos una reunión semanal con todos los profesionales del programa para aunar criterios, revisar bibliografía y analizar casos clínicos de pacientes con evolución tórpida o con complicaciones. Posteriormente la autora implementa el Consultorio Respiratorio Infantil del Hospital Regional, hospital base de la región. Junto al nuevo médico jefe IRA, más los kinesiólogos de las diferentes salas, mantuvimos la reuniones semanales y el trabajo en conjunto, lo que lo llevó a ser un programa verdaderamente en red entre las salas IRA, insertas en los consultorios periféricos y el consultorio de referencia de la especialidad. El programa IRA crece a las ciudades de Puerto Natales y Porvenir, con la misma metodología de trabajo y manteniendo la red, con protocolos de derivación, referencia y contrarreferencia.
           

            1982 primer prematuro sometido a ventilación mecánica.



[1] Recambio total de sangre en recién nacidos, terapia de rescate para prevención del daño cerebral en hiperbilirrubinemia severa.
[2] Para mayor información sobre éstas y otras obras filantrópicas en bien de la niñez, ver M. Martinic. Op. cit. Págs. 258 y siguientes, y 294-296.
[3] L. Amarales. Op. cit.
[4] L. Amarales. Ibíd.

sábado, 13 de febrero de 2016

XIX. AVANCES DE LA PEDIATRÍA EN MAGALLANES (quinta parte)


            Las conductas sanitarias referidas al puerperio del primer cuarto del siglo XX también tenían sus particularidades. En cuanto a la ligadura del cordón, se preconizaba el uso de un cordón, pero (…) otros hacen la ligadura en tapon de champagne[1], otros con un palo de fósforo i enseguida lo quiebran para que no se mueva la ligadura del sitio en que se ha hecho. (…) Una vez ligado el cordon se piensa en la limpieza del niño que se hace con aceite de almendras para emulsionar el unto sebáceo. En la clientela privada se usa el jabonado i baño pero en la maternidades el baño se reserva unicamente a aquellos niños que presentan asfixia pálida y en los enfriamientos. (…) La curacion que se pone sobre el ombligo consiste en hacer una tocacion con tintura de iodo i envolver la punta del cordon con alcohol de 40 grados. Entre el cordon i la piel se coloca polvo i gasa sobre la cual se acuesta el cordon. Si en la inserción a la piel había supuración (…) se coloca nitrato de plata o protargol al 2% o colargol al 1-2 o 3 por ciento pero si no hai supuracion se le deja completamente seco[2].
            Medidas tan importantes -que hoy nos parecerían perogrulladas- como la organización de salas-cuna y guarderías, se debieron a la visión y compromiso social del notable cirujano y salubrista doctor Juan Damianovic Dukic. Fueron bastiones de primera línea, por decir lo menos, en la lucha contra el raquitismo y la desnutrición en general[3]. El año 1938 fue habilitada la Sala Cuna “Doctor Bencur” y el Jardín Infantil, iniciativa que correspondió al Servicio Sanitario Provincial, que había pasado a depender de la Jefatura Provincial de Protección a la Infancia y Adolescencia[4].
En los años de 1940 la responsabilidad de la atención ambulatoria general de los asegurados y, en lo que interesa a este libro, la de sus hijos en edad pediátrica, había pasado al Estado, que hacía recaer estas funciones en la Caja de Seguro Obligatorio. En 1944 el local que ocupan los servicios médicos de la Caja de Seguro Obligatorio, es reducidísimo. Las salas tienen dimensiones inadecuadas. Faltan salas de espera y la ventilación es deficiente. Los asegurados, que en invierno acuden en mayor cantidad, para resguardarse de la intemperie, pasan dos o más horas en las estrechas oficinas de la Caja. Los servicios de Madre y Niño también funcionan en salas reducidas. Las condiciones de la zona han hecho costumbre que cada madre, hasta la más modesta, tenga un cochecito-cuna para su bebé. Es de imaginarse entonces con cuántos de ellos se llenará una sala de no más de dieciséis metros cuadrados de superficie[5].
Se consideraba de gran importancia, y como lo fue en su tiempo, el sistema de educación cívica y sanitaria que podían proporcionar las colonias de vacaciones. Para este efecto se creó el Parque de Colonias Infantiles de Agua Fresca en terrenos que el Ministerio de Tierras y Colonización cedió a Sanidad. Esta iniciativa perseguía, a través de actividades recreativas fundamentalmente al aire libre:

a)      En lo educativo:
1°. Acercar al niño desde la primera edad a la naturaleza, enseñándole a vencer con sus propias fuerzas los elementos naturales, para que a la par que los domine con su inteligencia, los ame por la belleza y felicidad que proporcionan;
2°. Disciplinar al niño en el trabajo colectivo, al permitirle apreciar directamente, cómo con su pequeño esfuerzo personal aunado al de sus compañeros, realiza tantas tareas atrayentes;
3°. Crearle hábitos saludables y nobles.
b)      En lo sanitario:
1°. Permitir que los niños pasen anualmente un tiempo los más prolongado posible en vida de campo;
2°. Prevenir enfermedades.
3°. Curar estados de debilidad o de enfermedad en comienzo, con estadas en playa a régimen de cura.

El Parque Agua Fresca comprendía 70 hectáreas en que diversas entidades sociales tenían sus propios refugios. Es así como el Hospital de Asistencia Social contaba con capacidad para 27 niños, hijos o familiares del personal; la Municipalidad tenía capacidad para 20 escolares, y la Aviación 25; también tenían alojamientos la Beneficencia Escolar y la Junta de Auxilio Escolar, el Ejército, la Escuela Yugoeslava, la Escuela Industrial, la Guarnición de Carabineros y otras instituciones. El proyecto -del cual no tenemos información sobre su cumplimiento definitivo- era asimilable a una Ciudad del Niño inserta en un paraje boscoso y marítimo de gran belleza, y sería dotado de canchas de juegos, gimnasios y jardines. Su director era el Dr. Juan Damianovic en su calidad de Jefe del Servicio Sanitario Provincial de Magallanes, secundado por las enfermeras universitarias Claudina Álvarez Gallardo y Rosaura Díaz Cárcamo[6].




[1] Vino espumoso que se bebía por aquellos tiempos.
[2] C. Gómez y G. Morales. Op. cit. Pags.236 - 237.
[3] M. Martinic. Op. cit. Pág. 194.
[4] Revista “En Viaje”, febrero de 1944.
[5] Ibíd.
[6] Ibíd.

martes, 9 de febrero de 2016

XIX. AVANCES DE LA PEDIATRÍA EN MAGALLANES (cuarta parte)


            La viabilidad del feto según su edad gestacional ha presentado asombrosas y positivas variaciones. En la época en referencia no sólo se consideraba inviable un feto de pretérmino sino además había impedimentos legales para intentar su reanimación, como enseñaba Mönckeberg: Es viable aquel niño que puede vivir separado de su madre; segun la lei es viable un niño de ciento ochenta dias (seis meses). Segun la obstetricia es viable un niño a los doscientos diez dias, o sea a los siete meses. Los niños nacidos ántes de esta época sobreviven en rarísimas ocasiones[1]. Sin embargo, hai un caso (…) de un niño de novecientos cuarenta gramos, nacido en el quinto mes i que sobrevivió[2]. En cuanto a los embarazos triples, generalmente son niños mui prematuros que rara vez se conservan[3].
            Ya se tomaban en cuenta, sin embargo las enseñanzas de Pierre Budin (1846 - 1907)[4], quien observaba una mayor sobrevida de prematuros con aumento de la temperatura ambiental[5]:

                                              MORTALIDAD
Peso al nacer                            T° de 32°C ó menos                        T° 33,5°C
Hasta 1.500 gramos                          98 %                                            97,3 %
1500 – 2000   “                                 97,5 %                                         85,6 %
Mas de 2000  “                                 75 %                                            79,2 %

            Las tablas no resisten mayor análisis estadístico, radicando su valor más en la acertada intuición del investigador que en la evidencia científica.
Con el desarrollo y el estado actual de la neonatología, se podría decir que no hay límites para intentar salvar a un prematuro, independientemente de su edad gestacional y peso. En julio de 1999 nacía en Punta Arenas la niña   María Alejandra Sáez Paredes, quien aparte de su prematuridad era extremadamente pequeña para su edad gestacional, pesando al nacer 427 gramos, y midiendo 29 centímetros. Con el esfuerzo de sus padres y de todo el personal de la Unidad de Neonatología del Hospital Regional de Punta Arenas “Dr. Lautaro Navarro Avaria”, en donde se contaba con recursos tecnológicos de primer orden, y con el manejo adecuado de profesionales capacitados y motivados, María Alejandra era dada de alta a los 4 meses de vida, pesando 2.190 gramos y midiendo 42 centímetros. Al cumplir un año era foto de portada en La Prensa Austral, destacándose que se encontraba en perfectas condiciones de salud[6]. A los doce años vivía una vida normal, cursando quinto año básico en la Escuela Manuel Bulnes[7].
            Si bien hoy en día la mayoría de los partos se resuelven por cesárea, conducta por lo demás controvertida, parece ser que en tiempos del profesor Mönckeberg esta operación definitivamente no se efectuaba. Decían sus lecciones, refiriéndose al parto en presentación de vértice pero en  posiciones posteriores, que hai varias circunstancias que influyen en el pronóstico (…) haciéndola mas o menos grave; así las primíparas de mas de treinta y dos años tienen un pronóstico reservado (…). Tambien depende el pronóstico del tamaño del niño, especialmente si se trata de primíparas. Los niños mui grandes jeneralmente se mueren. Depende por último el pronóstico, de una serie de circunstancias, como ser: ruptura prematura de las membranas, mayor o menos duracion del parto, mayor o menor competencia de la persona que asiste[8]. En cuanto a la presentación de cara, la mortalidad para la madre llega a un dos por ciento i para el feto es mucho mayor, veinticinco por ciento o mas (…). La mortalidad del niño se esplica por la compresion del cordon, el cual puede insinuarse en los resquicios que deja la parte presentada produciendo procidencia y despues compresion[9]. Y así en las presentaciones de frente la mortalidad neonatal era de cincuenta por ciento y de veinte por ciento en la de nalgas. Cualquier situación de este tipo sería actualmente inaceptable, y aparte de la tragedia que significaría la pérdida de vidas humanas, los responsables tendrían que enfrentar más de algún proceso judicial.




[1] C. Gómez y G. Morales. Op. cit. Pág. 56.
[2] Ibíd. Pág. 298.
[3] Ibíd. Pág. 193.
[4] Médico francés, considerado el padre de la neonatología moderna.
[5] C. Cómez y G. Morales. Op. cit. Pág. 301.
[6] Diario “La Prensa Austral”, 12 de julio de 2000.
[7] Diario “La Prensa Austral”, 18 de noviembre de 2011.
[8] C. Gómez y G. Morales. Op. cit. Págs. 134 - 135,
[9] Ibíd. Pág. 145.

sábado, 6 de febrero de 2016

XIX. AVANCES DE LA PEDIATRÍA EN MAGALLANES (tercera parte)


            En los comienzos del siglo XX no existían los controles ambulatorios infantiles, ni programas de vacunaciones, ni entrega de alimentos. Un paso fundamental en la mejoría de la atención pediátrica fue dado por la Liga de Damas Católicas.
            Sus objetivos generales estaban referidos a la conservación de la fe cristiana en las familias, a la pureza de las costumbres en la sociedad y a la colaboración para la formación de instituciones de caridad a favor de los desvalidos, como asilos de huérfanos y de ancianos. Sin perjuicio de los primeros, fue, en lo que interesa, en el último de éstos en que se centró la acción de la Liga, particularmente en la creación de una suerte de entidad derivada ad hoc, como fuera La Gota de Leche, a la que se dio manejo autónomo[1].

            La Gota de Leche, podría decirse, pasó a ser el primer consultorio de atención primaria en Magallanes, funcionaba en dependencias del Hogar Miraflores y se inició como entidad repartidora de leche para combatir el raquitismo. Pero, es claro, la actividad samaritana no paró allí, pues se complementó con una campaña informativa acerca de las bondades de la lactancia natural, sobre el cuidado que debía darse a la salud infantil e instrucciones sobre la alimentación de los menores[2]. Se premiaba a la madre del niño mejor criado y a la casa mejor tenida y ordenada (…) para estímulo a las madres para el mejor cuidado de sus hijos y a las esposas para la mejor higienización de sus hogares[3].
            Estimamos necesario detenernos aquí en el estado y paradigmas sanitarios infantiles de la segunda década del siglo XX, justamente por los años en que hacía su práctica clínica en Magallanes la pediatra Elena Ancic[4], de manera de irlos contrastando con lo recorrido hasta lo que ostentamos hoy, y que hubiese sido inimaginable para los maestros de la medicina de entonces. Si bien referidos a la realidad nacional, debieron ser enteramente extrapolables a Magallanes las enseñanzas de ese gran maestro de la obstetricia que fuera el doctor Carlos Mönckeberg Bravo[5].
            Se pensaba, por ejemplo, que ya desde el embarazo se podían predecir las cualidades lecheras de la madre: al sexto mes los senos aumentan mas de volumen i se dibuja a través de la piel una red venosa finísima “red de Haller” que permite el suponer de antemano si la futura madre va o no a ser buena nodriza[6]. Toda mujer es capaz de amamantar bien, según se sabe hoy, y en ello no incide para nada el color de su piel, no obstante que en las más blancas sea más notoria la susodicha red de Haller. Otra curiosa creencia era que los gemelos univitelinos eran producto de la fecundación de un óvulo por un espermio de dos cabezas. Estos espermatozoides bicéfalos se encontrarían  en mayor proporción en hombres sifilíticos, y en cualquier caso el embarazo gemelar univitelino es considerado hoy como una monstruosidad (corioanjiópagos)[7] (…) cuyos sistemas vasculares están unidos entre los dos seres i cuyos cuerpos están separados[8]. También se supone que pasan sustancias del feto a la madre; lo cual tiene una gran importancia para esplicar el problema de la telegonía o impregnacion de la madre por su hijo i vice-versa, o sea que un feto sifilítico trasmita su infeccion a la madre i así se esplica que una mujer que se casa dos veces i cuyo primer esposo haya sido un sifilítico i el segundo sano, puede un hijo de este segundo matrimonio nacer sifilítico por impregnacion. El organismo de la madre ha retenido las toxinas del primer hijo sifilítico i las ha dado al segundo[9]. (…) i por último casi siempre estas enfermas que tienen embarazos gemelares univitelinos son enfermas taradas: la mayoria son sifilíticas. (…) todos estos niños de embarazos univitelinos son de mala semilla (mauvais grain de los franceses)[10]. Sin embargo de la obsolencia de estos asertos, destaca la preocupación por la sífilis, que refleja la gran prevalencia de dicha enfermedad por aquellos años. Los avances en diagnóstico y tratamiento la hacen hoy por hoy totalmente manejable, y no es un problema mayor en la salud pública. El progreso fue lento, eso sí. Recién en 1944 se implementó en la maternidad del Hospital de Asistencia Social la reacción de Kahn[11]. Actualmente, con el uso de la reacción de VDRL en los controles rutinarios de embarazo, y con el advenimiento de la penicilina, la sífilis en los recién nacidos es de ocurrencia poco frecuente y en todo caso de fácil tratamiento.




[1] M. Martinic. Op. cit. Pág. 169 - 170.
[2] M. Martinic. Ibíd.
[3] Revista “Menéndez Behety”, marzo de 1926.
[4] Ver capítulo VI.
[5] C. Gómez y G. Morales. Op. cit.
[6] Ibíd. Pág. 7.
[7] Ibíd. Págs. 38 - 39.
[8] Ibíd. Pág. 182.
[9] Ibíd. Pág. 46.
[10] Ibíd. Pág.190.
[11] Ver capítulo XIX.