El doctor
Santiago Prado Palma llegó a Punta Arenas a comienzos de la década de 1960, a
poco de terminar una beca de tres años en pediatría en el Hospital de Niños
“Dr. Luis Calvo Mackenna”. Lo dejamos explayarse, y nos cuenta[1]:
Debo haber tenido unos veintisiete años. Me fue muy
bien, estuve como cuatro años. Fue una estadía súper breve, pero exitosa; una
clientela loca, mucha clientela, muchos amigos. Yo hice la primera
exanguíneotransfusión que se hizo en Punta Arenas. En aquel entonces había
gente muy rica, muy potente. Un niño se murió por una eritroblastosis fetal. Me
produjo mucha impresión, porque era gente que se podría haber comprado un
avión, pero no habia vuelo.
En ese tiempo me fui a Santiago a ponerme de novio,
y aproveché de hacer un curso de exanguíneotransfusiones en el Hospital San
Borja. Hice muchas exanguíneotransfusiones en Punta Arenas, desde luego la
primera. Cien por ciento de éxito. Fue una de las cosas que más me satisfizo.
Eran esos equipos antiguos con llaves metálicas.
Dr. Santiago Prado y personal de Maternidad y Recién Nacidos 1964 |
Eran años bien interesantes, hacíamos buena
pediatría, tengo la sensación de que en Punta Arenas salvamos mucho. Hay unos
mellizos Pivcevic que eran hijos de Dusan Pivcevic, un hombre muy prominente en
ese entonces. Hay otros mellizos, de muy bajo peso, me los dieron a mí para que
los sacara adelante. Entre los obstetras estaba Amarales, su madre era matrona.
Era un chiquillo muy encantador, muy inteligente, trabajador. Era un ambiente
muy agradable, yo tenía consulta con el doctor Robles.
Yo en ese entonces tenía ganas de ser cardiólogo, y
estaba siempre pensando en la posibilidad de irme a Estados Unidos. Se me
ofreció la posibilidad y por eso fue que dejé Punta Arenas. Estuve muchos años
en Estados Unidos y aprendí mucha cardiología infantil. Por esos años
Minneapolis era la capital de la cardiología infantil en el mundo. Había un
famoso cirujano, Lillehei[2], este hombre hizo las primeras circulaciones
extracorpóreas en el mundo. Los gringos se portaron conmigo brutalmente bien.
Hicimos muchos amigos, en la Mayo Clinic, gente de Chicago, todos estábamos muy
conectados. Lo pasábamos muy bien, pero mi mujer era de familia muy
tradicional. Entonces me trajo poco menos que arrastrado. Fui cardiólogo en el
San Juan de Dios, y un poquito después, meses después, pasé al Calvo Mackenna
de nuevo, que era mi hospital de origen. Estuve con el famoso cirujano Helmut
Jaeger[3]. Yo llegué a ser subjefe del centro
cardiovascular.
Yo ya había llegado a tener cinco hijos, estaban
grandes y entraban todos a la universidad. Y me di cuenta de que no tenía
fondos. La clientela cardiovascular es limitada. En ese tiempo no había Fonasa,
ni Isapres, ni nada. Entonces de repente surge la tentación de irse a
Chuquicamata. Me dijeron “le pagamos todo, diez veces más de lo que usted gana,
y le pasamos a todos los niños gratis por la universidad”. Fue una oferta que
no pude decir que no, a pesar de que no tenía muchas ganas. Tenía una carrera docente,
una carrera funcionaria excelente, no era el caso de irse, pero la tentación
pudo más. Probablemente fue un error, pero tenía una gran capacidad comercial,
y los años que pasé allá los ahorré enteros, y luego invertí en
estacionamientos. Me ha significado tranquilidad económica para el resto de la
vida.
El Dr. Santiago
Prado Palma se trasladó nuevamente a Santiago en 1984 al ganar un concurso de
Jefe del Servicio de Pediatría del Hospital “Paula Jaraquemada”[4], cargo que
desempeñó durante un tiempo, y actualmente ejerce como pediatra en el
Consultorio “Irene Frei” de Quilicura, viviendo de los ingresos que le
proporciona su cadena de estacionamientos.
[1]
Testimonio personal Dr. Santiago Prado, 2012.
[2]
Dr. Walton Lillehei (1918 - 1999), considerado el “padre de la cirugía a
corazón abierto”.
[3]
Dr. Helmut Jaeger Lunecke (1925 - 2006), iniciador de la cirugía a corazón
abierto en Chile, Premio Nacional de Medicina 2004.
[4]
Actual Hospital “San Borja - Arriarán”.