La pediatría como especialidad médica cobró forma y
eficacia preventiva y curativa, gracias a la inspirada dedicación del doctor
Guillermo Adriazola Espejo, que se había formado a la vera de su maestro y
mentor doctor Arturo Scroggie en el Hospital “Roberto del Río”. Gracias a la
preocupación de Adriazola la sala de niños del Hospital de Asistencia Social,
con atención médica especializada permanente, fue una realidad consoladora y
estimulante, en una tarea a la que luego se sumaron los doctores Jaime Barros
Pérez-Cotapos, Rafael Talma y más tarde Guillermo Stegen[1].
Dr. Guillermo Adriazola Espejo Foto c. 1946 |
El Dr. Guillermo
Adriazola Espejo fue director del Hospital de Asistencia Social, regidor
municipal, intendente, presidente del Partido Radical de Punta Arenas,
candidato a diputado y presidente de la Asociación Médica de Magallanes.
Egresado de la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile, partió rumbo a
Magallanes (…) por mera casualidad. Me
regalaron un pasaje a Punta Arenas y me fui. Pretendía estar un tiempo allá y
venirme al Hospital Roberto del Río donde me formé como pediatra, y ojalá
iniciar una carrera universitaria como médico y académico. Al final, me quedé
diecisiete años y me dediqué a la salud pública[2]. A su llegada
en 1932, rápidamente fue contratado como pediatra del Hospital de Asistencia
Social. A poco andar, y dadas sus sobresalientes cualidades y su interés por la
salud pública, se le ofreció la dirección del establecimiento, cargo que
inicialmente rechazó: Yo estaba pensando
venirme a Santiago en el plazo de seis meses a un año y no me parecía propio
aceptar un cargo que iba a dejar. Sin embargo insistieron, así que acepté pero
con la condición de hacerme cargo del puesto sin sueldo. Sin embargo, como el
nombramiento oficial lo requería, se me fijó una remuneración mensual de un
peso y durante un año y medio trabajé como director por esa cantidad[3]. Paralelamente
ejercía la pediatría en su consulta privada, lo cual le permitía mantenerse,
hasta que finalmente decidió radicarse y aceptó el cargo de director en forma
regular, el que ejerció hasta 1948. Es así como llegó a ser uno de los directores
de hospital en Magallanes que por más largo tiempo ha permanecido en el puesto:
dieciséis años.
En 1946, siendo
destacado dirigente del Partido Radical, el presidente Juan Antonio Ríos lo
nombró Intendente interino de la provincia, cargo público que desempeñó durante
seis meses y medio. Cerró su consulta privada y, con licencia en su función
directiva del hospital, se dedicó a fondo a su cargo público. Como muestra de
su gestión quedó la creación del consulado chileno en Río Grande; pasaje
gratuito -en barco, obviamente- de tercera clase para los indigentes de la
provincia; inclusión de un edificio propio para el plan de construcción de la
Escuela Industrial Armando Quezada Acharán; designación de un médico escolar
para Puerto Natales; obtención de un millón de pesos para iniciar la obra
gruesa del edificio del Liceo de Niñas; y decisivas gestiones para que las
Torres del Paine se convirtieran en parque nacional. Al finalizar su breve
mandato, el diario El Magallanes editorializaba:
Su preocupación por los destinos de la
zona no se limitó a Punta Arenas, sino que llegó personalmente a Ultima
Esperanza a imponerse de sus asuntos administrativos más urgentes y pidió
constantemente, en los que respecta a Tierra del Fuego, informes sobre la vida
y las necesidades de esa población[4].
Renunció por
divergencias políticas con el nuevo presidente Gabriel González Videla,
retomando su cargo hospitalario y su consulta privada. En su afán de permanente
perfeccionamiento de la función directiva, se había dado cuenta -y en eso fue
un adelantado- de que no basta con ser médico y tener buena voluntad para
dirigir un hospital, sino también hay que contar con conocimientos
administrativos y financieros. Partió entonces a Santiago a la Escuela de
Salubridad a hacer un curso de salud pública, con la idea de aplicar sus
conocimientos en Punta Arenas. Pero -¡como a tantos otros!- se le ofrecieron
oportunidades imposibles de compatibilizar con su vida en la provincia, y nunca
más regresó. Quizás el recuerdo más grato
que tengo de Magallanes, decía en 1997, es
la despedida que me brindaron. Yo anuncié que me iba en tal fecha y durante más
de un mes no almorcé, ni cené en casa, porque las instituciones, los amigos, me
despidieron de todas las formas posibles. Con esto me di cuenta que me había
querido mucha gente y que valió la pena haberme esforzado tanto.
Por el excelente
rendimiento en sus estudios le ofrecieron una beca con todos los gastos pagados
en la Escuela de Salud Pública de Harvard, de donde regresó como master en la
disciplina. Luego practicó la docencia en la Escuela de Salubridad, institución
de la cual llegó a ser director. Participaba activamente en el recién iniciado
debate sobre la anticoncepción. Se oponía tenazmente, alegando que no había sobrepoblación.
Opinaba que se necesitaban más conocimientos, más investigación científica, más
demostración de resultados, antes de una intervención. En 1964 participaba
activamente en los debates sobre el tema en las I Jornadas Rotarias sobre Problemas Sociales de la Infancia, efectuadas
en Santiago. Miembro activo de la Sociedad Chilena de Pediatría, su interés por
brindar a los niños un desarrollo integral desde el núcleo básico de la
sociedad lo llevó a crear la Asociación de Protección a la Familia y el Consejo
Nacional de Orientación Familiar, ambas instituciones sin fines de lucro[5].
Su prestigiosa
carrera en Chile culminó con el decanato de la Escuela de Medicina de la
Universidad de Chile. Después del golpe de estado de 1973 se le veía
desempeñándose como pediatra de atención primaria en el consultorio de La
Palmilla[6], lo que sin
duda para ese establecimiento constituía un lujo. También trabajó en Puerto
Rico y California, siendo consultor de las Organización Mundial y Panamericana
de la Salud[7]. Falleció en
Santiago el 21 de septiembre de 2005, a los 97 años de edad.
Dr. Guillermo Adriazola Espejo 1997 |
[1] M. Martinic. Op. cit. Pág. 195.
[2]
Entrevista en diario “La Prensa Austral”. Edición dominical “El Magallanes”, 23
de febrero de 1997.
[3]
Ibíd.
[4]
Diario “El Magallanes”, 1947.
[5]
Diario “El Mercurio”, 1 de octubre de 2005.
[6]
Testimonio personal Dr. Alfonso Robles Rivera, 2000.
[7]
Diario “El Mercurio”, 1 de octubre de 2005.
Excelente Matías. Gran trabajo. A mostrarlo...!!!!
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