Las
conductas sanitarias referidas al puerperio del primer cuarto del siglo XX
también tenían sus particularidades. En cuanto a la ligadura del cordón, se
preconizaba el uso de un cordón, pero (…)
otros hacen la ligadura en tapon de champagne[1], otros con un palo de fósforo i enseguida lo
quiebran para que no se mueva la ligadura del sitio en que se ha hecho. (…) Una
vez ligado el cordon se piensa en la limpieza del niño que se hace con aceite
de almendras para emulsionar el unto sebáceo. En la clientela privada se usa el
jabonado i baño pero en la maternidades el baño se reserva unicamente a
aquellos niños que presentan asfixia pálida y en los enfriamientos. (…) La
curacion que se pone sobre el ombligo consiste en hacer una tocacion con
tintura de iodo i envolver la punta del cordon con alcohol de 40 grados. Entre
el cordon i la piel se coloca polvo i gasa sobre la cual se acuesta el cordon. Si en la
inserción a la piel había supuración (…)
se coloca nitrato de plata o protargol al 2% o colargol al 1-2 o 3 por ciento
pero si no hai supuracion se le deja completamente seco[2].
Medidas
tan importantes -que hoy nos parecerían perogrulladas- como la organización de
salas-cuna y guarderías, se debieron a la visión y compromiso social del notable
cirujano y salubrista doctor Juan Damianovic Dukic. Fueron bastiones de primera
línea, por decir lo menos, en la lucha contra el raquitismo y la desnutrición
en general[3]. El año 1938
fue habilitada la Sala Cuna “Doctor Bencur” y el Jardín Infantil, iniciativa
que correspondió al Servicio Sanitario Provincial, que había pasado a depender
de la Jefatura Provincial de Protección a la Infancia y Adolescencia[4].
En los años de
1940 la responsabilidad de la atención ambulatoria general de los asegurados y, en lo que interesa a este
libro, la de sus hijos en edad pediátrica, había pasado al Estado, que hacía
recaer estas funciones en la Caja de Seguro Obligatorio. En 1944 el local que ocupan los servicios médicos de
la Caja de Seguro Obligatorio, es reducidísimo. Las salas tienen dimensiones
inadecuadas. Faltan salas de espera y la ventilación es deficiente. Los
asegurados, que en invierno acuden en mayor cantidad, para resguardarse de la
intemperie, pasan dos o más horas en las estrechas oficinas de la Caja. Los
servicios de Madre y Niño también funcionan en salas reducidas. Las condiciones
de la zona han hecho costumbre que cada madre, hasta la más modesta, tenga un
cochecito-cuna para su bebé. Es de imaginarse entonces con cuántos de ellos se
llenará una sala de no más de dieciséis metros cuadrados de superficie[5].
Se consideraba
de gran importancia, y como lo fue en su tiempo, el sistema de educación cívica
y sanitaria que podían proporcionar las colonias de vacaciones. Para este
efecto se creó el Parque de Colonias Infantiles de Agua Fresca en terrenos que
el Ministerio de Tierras y Colonización cedió a Sanidad. Esta iniciativa
perseguía, a través de actividades recreativas fundamentalmente al aire libre:
a)
En lo educativo:
1°. Acercar al
niño desde la primera edad a la naturaleza, enseñándole a vencer con sus
propias fuerzas los elementos naturales, para que a la par que los domine con
su inteligencia, los ame por la belleza y felicidad que proporcionan;
2°. Disciplinar
al niño en el trabajo colectivo, al permitirle apreciar directamente, cómo con
su pequeño esfuerzo personal aunado al de sus compañeros, realiza tantas tareas
atrayentes;
3°. Crearle
hábitos saludables y nobles.
b)
En lo sanitario:
1°. Permitir que
los niños pasen anualmente un tiempo los más prolongado posible en vida de
campo;
2°. Prevenir
enfermedades.
3°. Curar
estados de debilidad o de enfermedad en comienzo, con estadas en playa a
régimen de cura.
El Parque Agua Fresca comprendía 70
hectáreas en que diversas entidades sociales tenían sus propios refugios. Es
así como el Hospital de Asistencia Social contaba con capacidad para 27 niños,
hijos o familiares del personal; la Municipalidad tenía capacidad para 20
escolares, y la Aviación 25; también tenían alojamientos la Beneficencia
Escolar y la Junta de Auxilio Escolar, el Ejército, la Escuela Yugoeslava, la
Escuela Industrial, la Guarnición de Carabineros y otras instituciones. El
proyecto -del cual no tenemos información sobre su cumplimiento definitivo- era
asimilable a una Ciudad del Niño inserta
en un paraje boscoso y marítimo de gran belleza, y sería dotado de canchas de
juegos, gimnasios y jardines. Su director era el Dr. Juan Damianovic en su
calidad de Jefe del Servicio Sanitario Provincial de Magallanes, secundado por
las enfermeras universitarias Claudina Álvarez Gallardo y Rosaura Díaz Cárcamo[6].
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