En
la segunda etapa -a fines del siglo XIX- comenzaron a llegar las matronas con
preparación universitaria, siendo posiblemente las primeras doña Clorinda
Valenzuela y doña Matilde del Río, ambas
en 1894.
Con fecha 29 de junio de 1894, el Supremo
Gobierno nombró matrona para que prestara sus servicios en la colonia de
Magallanes a doña Clorinda Valenzuela, con el sueldo que le asigna el ítem 6°
de la partida 3ª del Presupuesto de Colonizacion[1].
En el periódico
“El Magallanes” se daba la noticia de la llegada de Matilde del Río:
Matrona de ciudad. En el “Iberia” ha llegado
á Punta-Arenas la señora Matilde del Rio, nombrada matrona de la ciudad de
Punta-Arenas.
Copiamos las siguientes lineas que
darán una idea de su competencia en el ramo, y tomadas de la Union de Valparaiso.
UNA
DISTINGUIDA GINECOLOGISTA CHILENA.
La Sra del Rio obtuvo el título de
matrona en nuestra Universidad allá por el año de 1881, estableciéndose y
habiendo ejercido su profesion en ésta con mui feliz éxito hasta principios de
1886, época en que se trasladó á Europa, de su propia cuenta, a perfeccionar
sus estudios y dedicarse á la ginecología, ramo que perfeccionó en sumo grado.
Mediante su contraccion y constancia
al estudio y al trabajo, le cupo la honra de ser alumna interna de la Clínica
Baudelocque, en Paris á cargo del profesor Dr. Pinard[2]. Nos hacemos un deber en dar á conocer á nuestros
lectores algunos de los certificados, altamente honrosos, que los profesores
franceses han dado á nuestra compatriota, que mediante la amabilidad de un
distinguido facultativo hemos podido obtener.
El profesor Dr. Segoud, sabio
ginecologista frances dice:
“El infrascrito, profesor agregado
de la Facultad, cirujano de los hospitales de Paris certifica que la Sra.
Matilde del Rio ha seguido mis conferencias y mis operaciones ginecológicas con
la mayor atencion durante el año escolar de 1889-90.-Dr. Segoud.”
-Ahora oigamos al Dr. Pinard:
“El abajo firmado, profesor de
clínica obstétrica de la Facultad de Medicina de Paris, certifica: que la Sra.
Matilde del Rio ha seguido mi servicio con la mas escrupulosa exactitud y mis
lecciones con la mas viva atencion y aprovechamiento durante el año escolar
1889-90.
En fé de lo cual le doy el presente
certificado.-Hecho en Paris el 4 de Agosto de 1890.-Firmado.-A. Pinard.”
Ahora, y por último, veamos lo que
dice Mme. Roze, ginecologista jefe de la maternidad y clínica de Paris:
“La infrascrita, matrona en jefe de
la clínica Baudelocque, certifica: que la Sra. Matilde del Rio ha seguido el
servicio necesario, tanto práctico como teórico, con el mayor grado de atencion
y completa exactitud, durante el año 1889-90.- Firmado.-L. Roze.”
Próximamente la Sra. Del Rio
publicará su dirección para las personas que deseen ocuparla. Entre tanto está
instalada provisoriamente en la casa de don Guillermo Bloom[3].
"El Magallanes" septiembre de 1894 |
Al parecer, como
profesional se las traía, a juzgar por la siguiente inserción en el periódico:
Considero un deber humanitario y mas que todo un
deber de hombre agradecido el hacer público mi reconocimiento hacia la señora
Matilde del Rio, matrona de esta ciudad, con motivo de lo acontecido á mi
señora esposa en su último alumbramiento. Guiado por un deseo de economía sin
considerar el peligro á que esponia á mi señora, consentí en mala hora fuera
atendida por una inescrupulosa partera, la que en su supina ignorancia tuvo á
mi señora á las puertas de eternidad y sin el auxilio inmediato y mediante solo
á la reconocida competencia de la señora del Rio, pudo despues de largas horas
de trabajo, devolverme á dos seres queridos cuya muerte contaba ya por segura
en medio del llanto y tribulaciones de mis hijos.
Tiempo es ya de que el pueblo se persuada de las
tremendas consecuencias que puede acarrear ese mal entendido espíritu de
economía, y se convenza que las tales parteras son una verdadera plaga que debe
estirparse de una vez para siempre.
Un parto
complicado, sin duda, que así como seguramente en otros, doña Matilde supo
sortear con buen resultado. Notable, si se toma en cuenta que en ese tiempo
todos los partos, simples o complicados, se resolvían en los domicilios. Esto
sucedía por costumbre, por preferencia de las familias, y consideramos que por
sobre todo porque en Punta Arenas no había hospital, ni menos se practicaban
operaciones cesáreas. Más allá del agradecimiento del señor Ojeda, su nota valoriza
a la matronería como profesión, dejando por demás el mensaje subliminal de que debía
ser remunerada con justicia.
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