sábado, 17 de octubre de 2015

X. LAS MISIONES: UN GENOCIDIO BIEN INTENCIONADO (cuarta parte)


Fagnano debió viajar a Italia en busca de misioneros, llevando consigo una indiecita sélknam, la que tuvo un breve encuentro con el mismísimo Don Bosco antes de que éste falleciera el 31 de enero de 1888. Esta niña fue bautizada como Luisa Peña, y pasó a ser la primera alumna del futuro colegio María Auxiliadora en Punta Arenas[1].
La otra misión, fundada más tarde, fue La Candelaria en Río Grande, Argentina[2]. Estos espacios misioneros reduccionales tenían como propósito la cristianización y educación de los indígenas, en que aprenderían oficios que autoabastecieran la misión y que cambiarían por completo su cultura, sentido religioso y vida cotidiana[3].  Contaban con apoyo gubernamental, puesto que por aquellos años el Estado era confesional católico, lo que se materializaba con una subvención de seis mil pesos destinados a vestimenta, alimento, viviendas y todo lo que ayudara a civilizar a los indígenas[4].


Para 1895 el casco de la misión de San Rafael se encontraba situado cerca de la playa de Puerto Harris, y los montes a sus espaldas le proporcionaban una buena protección contra el viento. Contaba con un camino desde el muelle, iglesia, casa de los salesianos, casa de las monjas, escuela de niños y escuela de niñas[5], talleres, hospital, panadería, bodega de provisiones, matadero, carnicería y casas de las familias indígenas[6] [7]. Una casa un poco más grande que las de las familias era ocupada por las mujeres viudas. Los niños y niñas huérfanos tenían sus alojamientos separados, a cargo de los sacerdotes y de las hermanas de María Auxiliadora, respectivamente. Se trajo un aserradero completo desde Europa y se instaló en Dawson, ante el asombro inicial de los indígenas, que veían cómo entraban troncos y salían tablas[8]. La huertas aledañas proporcionaban hortalizas frescas, y hacia el norte de la isla se asentaba la estancia, que criaba  vacunos para el consumo, caballares y miles de ovejas. Y finalmente -en todo sentido- contaba con un cementerio propio, que lamentable hacia las postrimerías de la misión terminó siendo el lugar más poblado[9].




[1] M. S. Orellana. La misión salesiana en Isla Dawson: intento por evitar la extinción fueguina (1887 – 1911).
[2] M. Nicoletti. El modelo reduccional salesiano en Tierra del Fuego: educar a los “infieles”.
[3] M. Nicoletti. Ibíd.
[4] M.S. Orellana. Op. cit.
[5] Como buenos colegios salesianos, tenían una banda dirigida por un maestro de música italiano.
[6] M. Martinic. Op. cit.
[7] F. Aliaga. Op. cit.
[8] F. Aliaga. Ibíd.
[9] M. Nicoletti. Op. cit.

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