sábado, 14 de noviembre de 2015

XI. MEDIO AMBIENTE Y SALUD INFANTIL (segunda parte)


Ese mismo año de las prohibiciones -1855- Schythe informaba que, aparte de la obtenida del puente para arriba, la población se surtía de agua de los tres pozos artesianos que he abierto en la ciudad[1].
1919
Y sin embargo sucedía que, obviando brotes ocasionales y de poca gravedad, a pesar de esta pésima condición no hai enfermedades como fiebres tifoideas, disenterías, etc. No se ha demostrado aquí el cólera asiático pues no ha habido un solo caso[2]. Se mantuvo durante años esta actitud vigilante, que pudiéramos comparar con una verdadera expectación armada, ante la amenaza cierta y asumida, constituida por la contaminación de las aguas. Se temía que, si no se hacía algo para mejorar la higiene ambiental, sobrevendría algo pavoroso.
En noviembre de 1894, “El Magallanes”, exponía en su editorial la situación de los países europeos respecto al consumo de agua potable, como comparación con la realidad puntarenense:
No hay en Europa aldea, por humilde que sea, que no cuente con una fuente pura y con cañería de agua potable, seria muy difícil á sus habitantes concebir que pueda existir en el mundo un lugar tan dejado de la mano de Dios y del… Gobierno, que tenga que apagar su sed con agua estraida de norias, perforadas á corta distancia de las cloacas ó de los pozos donde se arrojan las aguas sucias y los desperdicios de la cocina. Sin embargo, esto sucede precisamente en Punta Arenas. Ah! Si se examinara al microscopio, se encontraria que esa agua no contiene familias de microbios por millones, sino por miriades de millones. Casi puede disculparse se beba tanto vino, tanto licor, porque entre ser pasto de microbios ó el sueño de una embriaguez, hay motivo para preferir lo último.
(…)
Será ilusorio esperar que el Gobierno se decida á pensar en modificar la situación actual respecto á agua potable ni ninguna otra, por mas que ellas afecten á la vida misma de la Colonia. Encerrado en el marco de hierro de los presupuestos, cuyos ítems son el caballo de batalla de los políticos de todos los partidos, le será imposible inflarlos un poquito en beneficio de Punta Arenas.
A continuación hacía un llamado al Gobierno a crear la municipalidad de Punta Arenas, con lo cual, estimaba el periódico, se facilitaría la ejecución de obras en beneficio de la población. Y concluía: Lo malo es que no prestaran oido á nuestras peticiones porque ni se preocupan de nosotros, ni nos leen. Esa es la verdad[3].
Lautaro Navarro refrendaba las observaciones ya expuestas, diciendo que en 1898 todo el vecindario se proveía de agua de pozos i a pocos metros de éstos se hallaban las fosas-letrinas. Las basuras, los desperdicios no se estraían, se enterraban en otros fosos i cuando se llenaban, se abrían nuevos al lado. Así se iba infectando el suelo.
 Por suerte la temperatura, de ordinario baja, impide las fermentaciones en grande escala, i por otra parte los fuertes vientos (…) arrastran los miasmas i secan rápidamente el suelo.
No había reglamentación alguna en materia de hijiene pública. Nos bastará recordar las condiciones en que se beneficiaban los animales cuya carne consumía el público, en inmundos casuchos de madera, sin piso, situados en la orilla del río[4].




[1] R. Vera. Op. cit. Pág. 126.
[2] Carta de 8-XI-1888 del Dr. Lautaro Navarro al Dr. Eduardo Moore, de Santiago. Citado por M. Martinic en Op. cit. Pág. 85.
[3] Periódico “El Magallanes”, 25 de noviembre de 1894.
[4] L. Navarro. Censo Jeneral de Población i Edificación, Industria, Ganadería i Minería del Territorio de Magallanes República de Chile. (Punta Arenas, 1908), tomo II, págs. 399 y 400. Citado por M. Martinic en PUNTA ARENAS SIGLO XX. Págs. 176 - 177. 

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