Es posible que el primer indígena que
sucumbió a la viruela fuese Boat Memory,
uno de los cuatro niños yámanas raptados por FitzRoy en 1826. Se contagió y
murió en Inglaterra, siendo salvados los demás al ser vacunados. Ya hacia 1875,
algún visionario -tal vez el recién arribado Dr. Thomas Fenton- había impulsado
una campaña de vacunación antivariólica en Punta Arenas. Desconocemos su
cobertura ni la eficacia que tuvo, pero tiene que haber sido un avance[1].
Esta enfermedad
hacía aparición en Punta Arenas, o al menos hay datos sobre este año como
primer brote epidémico, en 1894, en que se presentó con caracteres de relativa
benignidad, como veremos[2]. La forma en
que apareció es digna de mención, por dos motivos. El primero de ellos es que
fue precedida de voces de alarma, ante la falta de vacunas disponibles:
Dr. Lautaro Navarro Avaria |
Hacen ya dos años que la Junta de Vacuna no envia á
Magallanes un vacunador para inocular el virus a los niños que en buen número
han nacido durante este período de tiempo.
Seria pues, este el momento oportuno de que la Junta
Central del ramo enviara un empleado para que ademas de vacunar a todos los
niños de la poblacion, recorriera los campos en que se encuentran numerosas
personas que no han recibido este beneficio[3].
Aunque por felicidad la viruela no ha entrado en
Magallanes, sin embargo no deben descuidarse las vacunaciones porque hay
siempre mucho movimiento de personas que entran y salen del Territorio y en
cualquier instante podria desarrollarse una epidemia de viruelas, para la que
conviene estar prevenidos[4].
El segundo
motivo de notabilidad fue la hipocresía con que se presentó la viruela:
Deciamos en nuestro penúltimo número que comenzaba á
desarrollarse en Punta Arenas una epidemia de varicela o viruela loca, de la
que en esa fecha habia algunos enfermos.
Con los datos suministrados por el médico de ciudad
Dr. Navarro, dimos una reseña jeneral de la enfermedad y del sencillísimo
tratamiento que debía usarse para los afectados.
El número de casos no ha aumentado considerablemente
y todos los que en esa fecha se hallaban enfermos, están ahora en plena
mejoria.
Posteriormente algunas personas de las familias en
cuyas casas se ha desarrollado la enfermedad, han caido bajo ella, pero sin que
revista caracteres de gravedad. Hasta ahora, según sabemos, los atacados por la
epidemia no pasan de doce á quince y ninguno ha muerto.
Tenemos el encargo de afirmar nuestra asercion
anterior al decir que no se trata de ninguna manera de viruela verdadera, como
algunas personas lo creen, alarmando infundadamente á las familias, sino en una
simple epidemia de varicela, que aunque por sus manifestaciones esternas parece
una afeccion mui grave, sin embargo no lo es[5].
Deciamos en nuestros números anteriores que se habia
desarrollado una epidemia en Punta Arenas que el médico de ciudad, Dr. Navarro,
calificaba, en vista de los primeros casos observados, de varicela. (…).
Posteriormente ha aparecido un nuevo caso, tan
característico, que el mismo médico de ciudad declara que se trata de verdadera
viruela. El Dr. Don Florencio Middleton que tuvo ocasión de visitar a esta
última enferma se presentó á la Gobernacion denunciando el hecho de que se
trataba de viruela y en vista de él se nombró una comisión compuesta del
referido Dr. Middleton, del médico del “Karnak” y del médico de ciudad para que
en junta reconocieran á la enferma é informaran sobre el verdadero carácter de
la epidemia. Los tres informes (…) afirman que la epidemia actual es viruela.
[1] M. Martinic. LA MEDICINA EN
MAGALLANES. Pág. 99.
[2] M. Martinic. Op. cit. Pág. 84.
[3] No
sabemos si entre las “personas” se incluía a los indígenas libres o a los que
se encontraban en proceso de civilización en las misiones.
[4]
Periódico “El Magallanes”, 30 de septiembre de 1894.
[5]
Periódico “El Magallanes”, 21 de octubre de 1894.
[6] En
medicina “nunca digas nunca”.
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