sábado, 27 de junio de 2015

V. LOS MÉDICOS GENERALES (cuarta parte)



También floreciente empresario, la imprenta en que se forjaba El Magallanes era de su propiedad. Y cosa curiosa para un médico, aparte de tener allí su consultorio privado, el local también tenía otros giros, como que figura en los registros como Cantina-Imprenta Lautaro Navarro y Cía[1].

En el mismo Precursor se destacaba la noticia de que había sido nombrado Alcalde 1° del territorio, siguiéndoles como 2° y 3° los señores Rómulo Correa y Juan Bitsch. En febrero del año siguiente, Navarro volvía a ser noticia. A fines de ese mes se había producido un gran incendio forestal que abarcaba desde la ribera norte del río de las Minas hasta Río Seco, arrasando campos, casas y aserraderos, atizado por vientos huracanados. Hubo heridos, quemados y muertos abrasados por las llamas. Dificultosa fue la tarea de rescatar a los sobrevivientes. Acompañaban la primera comisión el médico de ciudad D. Lautaro Navarro A. y el cirujano 1° de la Cañonera Magallanes, Doctor don Manuel Valencia, quienes prestaron los mas oportunos servicios con una abnegacion y desprendimiento dignos del mayor elogio[2]. Don Juan Bitsch -propietario de un aserradero- y su familia se salvaron sumergiéndose en el riachuelo de Tres Puentes.

Cofundó también la Primera Compañía de Bomberos. Participó activamente en la administración pública, llegando a ser secretario de la Comisión de Alcaldes y gobernador interino durante un año, miembro destacado del Consejo Departamental de Hijiene y de la Junta de Beneficencia, cargo este último desde el cual fue determinante en la creación de un hospital provisorio en 1899, y uno definitivo en 1906. Combatió la viruela, llegando a vacunar gratuitamente en su domicilio[3]. Como lo anterior fuese poco y a pesar de todo el tiempo le alcanzaba, dirigió el Censo Jeneral del Territorio de Magallanes, completísima obra que guarda valiosa información y que se mantiene y se mantendrá como fuente de información para estudiosos de la historia austral. Por último, creó la Biblioteca Pública Municipal.

Periódico "El Magallanes"
Mayo 1894

Atendía a sus pacientes en su consultorio, y fue el primero que se ofrecía con publicidad en el periódico[4].

Dos hospitales de Punta Arenas han llevado -con toda justicia- su nombre: el Hospital Regional de Punta Arenas “Dr. Lautaro Navarro Avaria”, que funcionó entre 1952 y 2011, y el Hospital Clínico de Magallanes “Dr. Lautaro Navarro Avaria”, en funciones desde diciembre de 2011, en coincidencia con el centenario de su fallecimiento.

            Contemporáneamente con Fenton y Navarro, fueron pocos los médicos que llegaban a establecerse en este territorio, y en casos fundados se recurría a “Comisiones médicas” a Magallanes dispuestas por el Supremo Gobierno cuando se temía el ingreso epidémico del cólera morbus. Entonces llegó el Dr. Luis Molinare, que trajo como ayudantes a dos alumnos avanzados de medicina, Joaquín Luco y Caupolicán Pardo, y al doctor Luis Aguirre Cerda. Permanecieron en Magallanes desde setiembre de 1892 hasta mediados de 1893. A fines del año siguiente arribaron los doctores Luis Middleton, Joaquín Luco y E. Plaza, que permanecieron hasta mayo de 1895. Posteriormente estuvieron comisionados por breve tiempo los doctores Luis Puyó Molina (1896), Santiago Mac Lean (1897) y Benjamín González Lagos entre otros, desde 1900 a 1902[5]. Entre esta suerte de aves de paso es posible que algunos hayan atendido niños, aunque parece poco probable, puesto que su función parecía ser más atingente a la salubridad pública que a lo asistencial. Con excepciones, como se verá.

            Con el desarrollo de las grandes estancias ganaderas fue aumentando la población rural, en base a los trabajadores de las mismas, algunos con sus familias. Los grandes consorcios estimaron oportuno contratar médicos que aminoraran los efectos del aislamiento sanitario.

            Así fue como en 1898 la Dirección General de la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego (…), conjuntamente con el vecindario de Porvenir, contrató al doctor W. E. Peacock, británico, para atender sus necesidades sanitarias. Por ese mismo tiempo también arribó el médico alemán Daniel Diehl para ejercer su profesión en la zona centro-oriental continental de Magallanes, con sede en la comarca de Morro Chico, contratado, al parecer, por la Gobernación del Territorio, como efectivamente se hizo años después, en 1903, con otro médico alemán, el doctor Ernesto Fraenkel, para desempeñarse en el importante distrito colonizador de Última Esperanza, que entonces se hallaba virtualmente aislado de Punta Arenas, el núcleo metropolitano territorial.

            Este sistema de contratación profesional debió mantenerse por largo tiempo, al menos por parte de la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego. (…) para mediados de la década de 1910, el doctor R. Joliffe y el Dr. Widow ejercían en Tierra del Fuego, así como lo hacía el doctor William H. France para la zona patagónica oriental, con residencia en Punta Arenas, y el doctor Ildefonso Díaz y Pereyro para Última Esperanza, con residencia en Puerto Natales (1917). Hacia 1918 igualmente residía en este pueblo el doctor Ernesto Wlotzka, cuyo ejercicio profesional también pareció comprender la zona rural tributaria, inclusive más allá de la frontera internacional[6].




[1] S. Fugellie. Op. cit. Pág. 27.
[2] Periódico “El Magallanes”, 25 de febrero de 1894.
[3] Ver capítulo XII.
[4] Periódico “El Magallanes”, 27 de mayo de 1894.
[5] M. Martinic. Op. cit. Págs. 134 - 135.
[6] M. Martinic. Ibíd. Págs. 149 - 150.

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