martes, 23 de junio de 2015

V. LOS MÉDICOS GENERALES (tercera parte)


            El más notable entre los notables, y el más ilustre, fue sin duda el Dr. Lautaro Navarro Avaria. Fue el primer médico de la colonia nacido en Chile, titulado en la Universidad de Chile. Sucedió a Fenton, y como aquél, se radicó definitivamente en Punta Arenas desde su llegada en 1886 hasta su fallecimiento, igualmente joven.
Lautaro Navarro Avaria

Con la designación de médico de ciudad, en 1889 pasó a ser la máxima autoridad sanitaria, cumpliendo su cometido con creces.

Emprendedor y multifacético, cofundó el periódico El Magallanes en 1894, que fuera el primer impreso de la región. El 25 de diciembre de 1893 se publicaba El Precursor de “El Magallanes” con una encendida editorial firmada por L.N.A., anunciando la próxima aparición, al año siguiente, del periódico[1]:

La Colonia de Magallanes ha cumplido en 1893 cincuenta años de existencia. El 21 de septiembre de 1843 el Gobierno de Chile cuyos destinos regía Don Manuel Bulnes, plantó la Bandera tricolor en el antiguo puerto de San Felipe o del Hambre, tomando así posesión en nombre de Chile del Estrecho de Magallanes[2].

No hemos querido dejar pasar este aniversario sin festejarlo, aunque, de manera modesta, dando á luz un periódico impreso extraordinario. Como su nombre lo indica, “El Precursor de “El Magallanes” no hace sino adelantarse unos cuantos días al que aparecerá en 1894.

Apénas se concibe en la época actual que un pueblo llegue a sus cincuenta años de su vida sin contar con una prensa. Pero debe tomarse en consideración la marcha lenta, pausadísima que ha seguido el territorio de Magallanes.

Fundado en un lugar enteramente aislado, á una inmensa distancia de los pueblos civilizados, en un terreno espuesto á todas las intemperies, teniendo que luchar dia á dia para conservar la existencia, con comunicaciones tardías, sus habitantes no han tenido sino ahora el tiempo de pensar en este alimento intelectual que se llama la prensa.

Establecimiento penal poblado por unos cuantos soldados y algunas decenas de individuos que la sociedad aparta de sí, la colonia de Magallanes ha ido creciendo, separando o transformando esos malos elementos y adquiriendo lentamente una población trabajadora, industriosa, hasta transformarse en lo que es hoi: un pueblo floreciente, de gran porvenir, en donde todos se entregan á un trabajo honrado.

Luego se explayaba latamente sobre el desarrollo de la zona en todos sus aspectos, -excepto el sanitario, que lo había ínfimo- para continuar:

A la sombra de esa prosperidad han surgido instituciones de beneficencia, centros sociales, sociedades de socorros mutuos. Todo eso indica adelanto para un pueblo, pues cuando se desarrolla el espíritu de asociación aumentan la temperancia, el ahorro, la moralidad.

(…)

El territorio de Magallanes ha salido pues de su penosa y lenta infancia. Se encuentra preparado para que con la atención del Gobierno central, y el trabajo de los residentes chilenos y extranjeros establecidos acá entre en plena virilidad á ocupar un lugar honroso entre sus demas hermanas las provincias de Chile.

Aspira á que se le atienda como tiene derecho. Hijo menor del pais ha devuelto con creces las pocas atenciones que se le han dispensado. Ahora quiere hacerse oir; dar á conocer su importancia y sus aspiraciones y por eso funda un periódico para hacer llegar su voz al centro de un pais donde todavia es mirado como en pañales.

(…)

Felicitamos, pues, al pueblo de Magallanes por la adquisicion que ha hecho con el establecimiento de una imprenta y a los editores de “El Magallanes”, por la noble empresa que han acometido y solo les pedimos justicia y constancia.

Notable por su contundencia y claridad, para un médico que por esa época debió bordear los treinta años de edad. Pintaba para líder, como otros de su profesión, que siendo esencialmente científica, no ha obstado para que hayan destacado en áreas artísticas y sociales, llegando algunos a ser eminentes estadistas. De esa madera parece que era Lautaro Navarro.



[1] “El Precursor de El Magallanes”, 25 de diciembre de 1893.
[2] Creencia errada, que no se dilucidó hasta la década de 1950, en que quedó claramente establecido que la Ciudad del Rey don Felipe se encontraba en la hoy conocida como Bahía Mansa, y no en el lugar en que se emplazó, más al sur, el Fuerte Bulnes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

LAS CRÍTICAS SON BIENVENIDAS, EXCEPTO LAS FALSAS ADULACIONES.